Actualmente, uno de los desafíos más importantes a los que se enfrentan las empresas es, sin duda, deshacerse de la baja productividad de equipos y empleados.
Un equipo no es productivo cuando no llega a cumplir los objetivos de producción establecidos. Esto hace que no se consiga la rentabilidad esperada por parte de la empresa.
El problema surge cuando se confunde la productividad con una mayor carga de trabajo. La idea no es dedicar más tiempo para producir más, sino todo lo contrario.
Se trata de conseguir optimizar el tiempo y los recursos, evitando que el trabajador se sature de trabajo y llegue al punto de burn-out.
Te contamos las 7 causas de la baja productividad, y cómo solucionarlos. ¡Vamos a ello!
Índice:
7 Causas principales de la baja productividad
Para hacer frente a la falta de productividad, primero debemos realizar un análisis de la realidad. De esta manera, detectaremos los errores que se están cometiendo y que están desencadenando esta situación.
Estos errores pueden ser de carácter administrativo o pueden derivar de unos equipos poco eficientes. También, pueden venir de la falta de profesionalidad en la dirección o en la gestión del personal.
Por tanto, para desarrollar un plan de mejora que nos ayude a conseguir un alto rendimiento. Estos son algunos de los errores más frecuentes que, en la mayoría de las empresas, pueden causar la baja productividad de un equipo:
1. Establecer metas inalcanzables.
Cuando un trabajador se encuentra frente a un exceso de tareas que realizar durante la jornada laboral, es imposible que sea productivo. Le costará concentrar su energía y esfuerzos en llevar a cabo todas ellas de manera eficaz. Esto ocurre especialmente cuando se trata de tareas repetitivas y monótonas.
También, puede darse el caso de que la empresa establezca objetivos demasiado ambiciosos, imposibles de alcanzar con las herramientas y el tiempo establecidos para ello. Aquí se produce una pérdida de calidad en el trabajo y la posibilidad de cometer un mayor número de errores.
Además, esta exigencia puede causar problemas de salud al trabajador, como estrés, ansiedad o burn-out.
2. Mala comunicación.
Que el equipo directivo no se comunique con el resto de miembros de la plantilla puede suponer una descoordinación entre departamentos y equipos.
Establecer y fomentar vías de comunicación entre jefes y empleados, donde pueda fluir la información, supondrá beneficios a ambas partes. La falta de comunicación supone, a su vez, la falta de la información y los datos necesarios para trabajar productivamente.
Un equipo que no sabe comunicarse, que no se entiende, jamás podrá funcionar productivamente.
3. Falta de liderazgo.
Deriva en problemas de gestión y organización. Este contexto, llevará a dar directrices imprecisas e ineficaces, provocando en los empleados sensación de incertidumbre y desconfianza.
Esto puede ocurrir cuando los mandos intermedios no son conocedores de las funciones que debe desempeñar cada miembro del equipo. También ocurre cuando los jefes no cuentan con las habilidades y formación necesarias para liderar al equipo.
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4. No invertir en formación.
No reconocer la importancia de adquirir nuevas habilidades es un craso error. Por otro lado, la falta de la formación adecuada de los empleados puede impedir desempeñar sus funciones de manera productiva.
Formar a tus empleados es una inversión de futuro para la empresa que te asegura una estabilidad en la productividad de tus empleados.
5. Poca flexibilidad.
Las jornadas laborales demasiado largas y con una excesiva carga de trabajo, generan malestar laboral en los empleados, provocando un descenso de su productividad.
Deberíamos ser capaces de encontrar y establecer un equilibrio entre los intereses del trabajador y los de la empresa.
Esto puede conseguirse facilitando la conciliación de la vida laboral con la personal, mejorando la calidad de vida de las personas y su bienestar laboral.
6. Falta de cualificación.
Esto se debe a un proceso de selección o reclutamiento poco acertados.
Por muchas personas que tengamos en plantilla, si sus perfiles no son adecuados para el puesto de trabajo, no conseguiremos que el equipo sea productivo.
Un proceso de selección cuidado y eficaz es básico a la hora de formar equipos profesionales competentes y adecuados a las necesidades de cada empresa.
7. Desactualización.
El rechazo a la digitalización o una mala implementación de las nuevas tecnologías pueden contribuir en el bajo rendimiento de una empresa.
No puedes permitirte quedarte atrás, anclado en el pasado y utilizando herramientas y metodologías de trabajo obsoletas. Hoy en día, hay herramientas que automatizan muchos de los procesos para conseguir mayor eficiencia en tareas repetitivas. Si automatizas ese tipo de tareas, tus empleados podrán centrarse en acciones más importantes, donde aporten mayor valor.
¿Cuál es el impacto de la baja productividad en un equipo?
El déficit de productividad tiene riesgos y consecuencias realmente graves para la empresa. Desde pérdidas económicas, retrasos y errores en la producción, incumplimiento de objetivos o la fuga de su talento a otras compañías.
Actualmente, en España, se ha calculado que la pérdida económica anual que deriva de la baja productividad puede llegar a alcanzar los 35.000 millones de euros.
Un estudio realizado en Estados Unidos, afirma que implantar programas de bienestar laboral dentro de las empresas puede suponerles un ahorro de entre un 25% y un 30% de sus gastos médicos. Pudiendo aumentar hasta un 10% la productividad y el desempeño de los trabajadores, según TEC review.
Aunque el concepto de productividad pueda malentenderse en numerosas ocasiones, es imprescindible entender que el éxito de una empresa no está en el número de horas que trabajan sus empleados.
Sino en que las horas trabajadas y dedicadas a una determinada tarea sean lo más rentable posible.
Soluciones para evitar la baja productividad
Cultura orientada al desarrollo.
Demostrar que existe una preocupación por los trabajadores de la empresa siempre es algo positivo para hacerles sentir más integrados en la compañía.
Debemos conocer qué funciones realiza cada uno y cuáles son sus necesidades al respecto. Así, podremos ofrecerles las herramientas y formación que necesitan, creando planes de desarrollo de talento adecuados a cada uno de los empleados.
Definición de las necesidades de la empresa.
Establecer claramente los objetivos de la compañía ayudará a saber qué cualidades ha de tener el personal que necesitas incorporar a tu plantilla.
No es posible que un empleado sea productivo si no reúne las características y habilidades necesarias para desempeñar sus funciones. De este modo evitarás problemas como la fuga de talento, el desinterés o la desmotivación.
Transformación digital.
Hoy en día, es importante hacer uso de herramientas tecnológicas que faciliten el trabajo y la transmisión de información para que todo fluya mejor.
Este tipo de herramientas automatizarán procesos y nos ayudarán a cometer menos errores administrativos. Es decir, conseguirán que el equipo trabaje de manera más productiva y eficaz.
En el blog de Cámara Valencia nos cuentan cómo las herramientas TIC mejorarán la colaboración y la eficiencia de los empleados y cuáles están a nuestro alcance.
Innovar.
Los cambios dan miedo pero, realizarlos de manera progresiva, para revisar y rediseñar metodologías y estrategias más acordes a la situación actual, es un acierto.
El mercado es muy competitivo y se actualiza constantemente, no podemos quedarnos atrás o anticuados si queremos mantener nuestra productividad.
Aprender de los errores.
Es necesario realizar análisis para conocer qué está ocurriendo a nivel interno y detectar errores. Si no sabemos qué hacemos mal, no podremos aprender la lección para no volver a cometer el mismo error.
Como bien nos dice Marc Bolufer: «Un buen líder ha de tomar consciencia de los errores propios y responsabilidad sobre las acciones de mejora«. No sirve de nada culpabilizar a otros sin tomar medidas al respecto que puedan mejorar la situación para evitar que se sigan cometiendo los mismos fallos.
Hacer felices a los empleados.
La felicidad de los trabajadores es el mejor aliado de la productividad. Las empresas pueden contribuir en la felicidad de sus empleados otorgándoles beneficios sociales.
Esto les motivará y hará que se sientan más queridos y arropados por la compañía. Por ejemplo, ofreciendo servicios de guardería, comedor dentro de la empresa, flexibilidad de horarios para poder compaginar la visa laboral con la familiar, etc.
Conclusiones sobre cómo evitar la baja productividad
El aumento de la productividad es sinónimo de valor, beneficios y calidad:
Valor, porque nuestra empresa mejorará su imagen, de cara a los clientes y también de cara a los empleados; Además, los equipos que se sienten a gusto en su puesto de trabajo alcanzan en mayor medida los objetivos establecidos.
Lo que se traduce, al fin y al cabo, en un aumento de la rentabilidad que cada equipo aporta.
Beneficios porque el aumento de la productividad supone una reducción de los costes de contratación de nuevos equipos o los gastos derivados de los atrasos y errores, etc.
Y, por último, calidad. Podremos ofrecer mejores productos y servicios, siempre con la mirada puesta en el futuro, buscando nuevas formas de evolucionar y nuevas metas que alcanzar. No conformarse y buscar alicientes que motiven a los equipos, son claves para una compañía productiva que quiere alcanzar el éxito y mantenerse en él.
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